La inmunidad TH2 está asociada con una reducción
en el riesgo de infarto de miocardio y enfermedad cerebrovascular (T-Helper 2 Immunity is associated With
Reduced Risk of Myocardial Infarction and Stroke)
La ateroesclerosis es una
enfermedad crónica dada por la acumulación y posterior oxidación de las lipoproteínas
en la pared endotelial de las arterias de grande y mediano calibre que aumenta
y se propaga en el tiempo secundario a un proceso inflamatorio; diversos
estudios evidencian que dicho proceso está mediado por la inmunidad adaptativa
y adquirida que se monta frente a antígenos propios de la pared del vaso que
sufren modificación oxidativa por las LDL. Estas conclusiones están en el marco
de que los antígenos son presentados a las células T CD4+ por medio de las células
dendríticas y las células presentadoras de antígeno , para que asi se
diferencien en diferentes subtipos TH1, TH2, TH17 y T reguladores, dependiendo
de las moléculas coestimuladoras y las citoquinas expresadas por las células presentadoras
de antígeno; de esta forma se ha visto que las TH1 y TH17 son proinflamatorias,
las TH2 apoyan el proceso de las células B y por ende la producción de
antígenos, y las T reguladoras , controlan y suprimen la actividad de los
linfocitos T autoreactivos.
Lo anterior es clave para
entender que el modo de diferenciación de los LsT CD4+ en respuesta a la presentación
de los antígenos de la placa ateromatosa, tiene un papel importante en
determinar la inflamación de la placa y subsecuentemente la progresión de la
enfermedad; de esta forma en modelos animales se ha demostrado que los TH1 son proaterogénicos
pues expresan IFN-ƴ el cual ha demostrado esta característica pues ratones
experimentales modificados genéticamente para que no sean capaces de expresar
esta proteína o su receptor, desarrollan en menor medida ateroesclerosis. Además
se ha visto que en los análisis de la expresión de citoquinas en las placas
ateromatosas humanas predominan las citoquinas dependientes de TH1 ya que las células
T de las placas producen IFN-ƴ al entrar en contacto con las LDL oxidadas de
las placas; por otro lado las células TH2 tienen un papel ambiguo pueden ser
aterogénicas o no, y esto depende de la citoquina en cuestión, de esta forma se
ha observado que la IL4 tiene un papel generador de ateromas, mientras que la
IL5 es protectora pues tiene la habilidad de estimular la liberación de
anticuerpos naturales específicos por parte de las células B contra fosfolípido,
y así inhiben la captación de LDL oxidado por parte de los macrófagos y
facilitan la depuración de células apoptóticas. Las células TH17 no tienen un
rol claro pues parecen tener un modo protector por medio de la liberación de proteínas
antiinflamatorias así como la IL10 y el control que se ejerce así sobre los
linfocitos autorreactivos.
La anterior información es
una evidencia clara del papel del sistema inmunológico en la generación de
ateromatosis como en el control y protección frente a la misma, esta información
es una herramienta importante para realizar más investigación en el campo con
el fin de definir a los linfocitos T y sus subtipos como factores pronósticos con
valores predictivos positivos o negativos en el desarrollo de la
ateroesclerosis, y de esta forma generar protocolos de screening y diagnóstico
midiendo estas subpoblaciones celulares y de esta forma haciéndolos una herramienta
diagnóstica y pronóstica en la enfermedad cardiovascular, buscando hacer un
impacto positivo en la historia natural de dicha enfermedad, dando lugar a
intervenciones terapéuticas más tempranas que modifiquen el estilo de vida de
los pacientes y generando estrategias de prevención primaria y secundaria con
base en el conteo de estos linfocitos.
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