Pneumocystis
La neumonía
por Pneumocystis suele ser la enfermedad que define el SIDA y ocurre cuando el
conteo de CD4+ es menor a 200 células x mm3. Los síntomas comunes de esta
neumonía suelen disnea progresiva, tos no productiva, y fiebre de bajo grado.
La disnea aguda con dolor tipo pleurítico puede indicar el desarrollo de un
neumotórax.
Una respuesta
inflamatoria efectiva es necesaria para controlar la neumonía por este patógeno.
La respuesta contra Pneumocystis involucra interacciones complejas entre las
células CD4+, macrófagos alveolares, neutrófilos y mediadores solubles que
facilitan el aclaramiento de la infección. El TNF-α y la IL-1 son necesarias
para iniciar la respuesta. Las células proliferan en respuesta a los antígenos
de Pneumocystis y generan mediadores de citoquinas que incluyen la linfotactina
y el IFN-γ. La linfotactina es un potente quimioatrayente y el IFN-γ activa la
producción de TNF-α, superóxidos y especies reactivas de nitrógeno. Ahora bien,
aunque los linfocitos son necesarios para el aclaramiento del patógeno, su
presencia puede explicar la alteración pulmonar durante la neumonía.
Los macrófagos
alveolares son los principales fagocitos que median la degradación de
micro-organismos en el pulmón. En los pacientes con SIDA la función de los
macrófagos está alterada lo que resulta en menor aclaramiento de Pneumocystis.
La pared celular de Pneumocystis tiene mucho β-glucano y los macrófagos
alveolares reconocen este componente gracias a los receptores CD11b/CD18
integrina (CR3), dectin-1 y TLR-2. Durante la infección por Pneumocystis hay un
importante aumento de IL-8, MIP-2, IIP de 10 kD. La IL-8 se correlaciona con la
infiltración por neutrófilos y sus niveles se pueden correlacionar como
predictores de compromiso respiratorio severo.
Las formas
tróficas del patógeno se adhieren fuertemente a las células alveolares tipo I,
a través de interdigitaciones de sus membranas con las del huésped. La unión de
Pneumocystis está facilitada por interacciones de las proteínas del huésped,
como la Fibronectina y la Vitronectina. Las proteínas del surfactante tipo A y
D interactúan con la glicoproteína A del patógeno. La proteína A modula las
interacciones del Pneumocystis con los macrófagos alveolares. En contraste, la
proteína D media la agregación de Pneumocystis y debido a que muy pocos
microorganismos son tomados por los macrófagos muchos escapan la eliminación.
Cryptococcus
La meningitis
por Cryptococcus es una infección oportunista común que define SIDA en pacientes
en fase tardía por VIH. La mortalidad por esta enfermedad es alta (10 – 30%)
debido a los inadecuados fármacos anti-fúngicos y la complicación de aumento de
la presión intracraneal.
La infección
se adquiere por la inhalación de pequeñas levaduras o basiodiosporas. La
infección pulmonar primaria es frecuentemente asintomática y puede ser
erradicada o controlada con granulomas. Esta respuesta inflamatoria
granulomatosa involucra respuesta mediada por células CD4 y CD8 y un patrón de
respuesta TH1 que confiere protección contra el patógeno. Cryptococcus tiene varios factores de virulencia que le permiten
sobrevivir y replicarse en el huésped humano, especialmente si la respuesta por
células T está comprometida. Estos incluyen, la capacidad de sobrevivir a 37°C,
la cápsula, que es antifagocítica y disminuye las respuestas celular y humoral
y la lacasa y melanina que interfieren con la muerte oxidativa de los
macrófagos.
La producción
de melanina a partir de la l-dopa por la enzima lacasa puede sumar a la
predilección del organismo por el SNC. Cryptococcus
es un patógeno extracelular e intracelular y puede sobrevivir y replicarse
en los fagolisosomas ácidos de los macrófagos. Estos son los que transportan el
patógeno al SNC. Los pacientes con SIDA no hacen granulomas y suelen tener
mayor compromiso del parénquima cerebral y una mayor presencia de levaduras que
tienden a ser extra y no intra-celulares.
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