Diferente
al sistema inmune innato, la respuesta adaptativa es muy especifica, y se
fundamenta en la función de las presentación antigénica de las células
presentadoras de antígeno de los tejidos periféricos de proteínas extrañas,
como bacterias y virus y el procesamiento de las mismas a pequeños epítopes que
son presentados en el contexto del complejo mayor de histocompatibilidad CMH.
La
activación de los linfocitos CD4 esta mediada predominantemente por las células
dendríticas (D) que procesan los antígenos en fagosomas y los presentan como epítopes
al CMH II; entonces las CD migran a los órganos linfoides secundarios donde
buscan una célula T que tenga un receptor de celular T que reconozca el epítope,
cuando lo encuentra se genera una interacción del MHC con el receptor en una región
llamada sinapsis inmunológica. Otra interacción muy importante que ocurre en
este sito es la coestimulación que está dada por interacción de ligandos de la
CD (CD80 CD86) y la célula T (CD28). Así mismo existen otras moléculas coestimuladoras
como el TNF que ayuda a mantener la estimulación de los linfocitos B por los
linfocitos T.
Otras
células presentadoras de antígeno son los macrófagos, las células B y las células
endoteliales activadas, particularmente importantes en la biología cardiovascular;
como resultado de los procesos mencionados las células T proliferan, producen
citoquinas, y alteran la expresión de receptores de superficie que permiten si
egreso de los órganos linfoides y arribar a sitios de inflamación periférica. Igualmente
las células T helper se unen a las células B y promueven la producción de
anticuerpos
En
contraste de los linfocitos CD4 los CD( se activan a través del CMH I que esta
no solo en las células dendríticas sino en todas las células nucleadas, estos
linfocitos activados son células citotóxicas, pues producen moléculas asesinas
como la perforina y las granzimas, que causan la muerte de las células adyacentes
por producción de diferentes citoquinas que también tienen roles fisiopatológicos.
Observaciones recientes en
cuanto a la inmunidad adaptativa e hipertensión
En
las últimas décadas se ha postulado que la hipertensión tienen una base inmunológica,
pues se han realizado varios experimentos en ratones que así lo demuestran, por
ejemplo en ratones deficientes de células T y B los grados de hipertensión causados
por una infusión crónica de angiotensina estaban notablemente reducido respecto
a ratones normales, adicionalmente estos ratones estaban protegidos del
incremento de producción de superóxido por las células endoteliales y también estaban
protegidos de la perdida de la vasodilatación dependiente del endotelio que
generalmente acompaña la infusión de angiotensina. Adicionalmente se
transfirieron células T a estos ratones deficientes pero no células B y se
observo que los grados de hipertensión fueron casi iguales a los ratones
control o silvestres. Igualmente la transferencia de células T, altera la vasodilatación
dependiente del endotelio e incrementa la producción de superóxido.
Por
otra parte la infusión de angiotensina genera un aumento en los marcadores de
las células T efectoras como CD69 y CCR5, además de aumentar los niveles
vasculares de RANTES (especies reactivas de oxígeno); entonces al igual que
muchos estímulos inflamatorios la hipertensión tienen un efecto dual: primero
promueve la activación celular y además incrementa la expresión de quimioquinas
y moléculas de adhesión en órganos blanco, para generar de esta forma la
entrada de células inflamatorias activadas a los tejidos. En otros estudios se
ha evidenciado que el ambiente hipertensivo aumenta la producción y liberación de
RANTES, en la grasa perivascular.
También
se ha evidenciado que las células T son esenciales para la hipertensión inducida
por norepinefrina.
Recientemente
se ha comprobado en ratones inmunodeficientes que estos después del estimulo
hipertensivo se encuentran protegidos de efectos como la hipertrofia
ventricular, la fibrosis cardiaca y la albuminuria.
Papel de las citoquinas en la
hipertensión
Basados
en todos los estudios se puede deducir que el estimulo hipertensivo hace que las células T activadas
se acumulen en la grasa perivascular y los riñones, donde producen y liberan
citoquinas que afectan las células vasculares y tubulares adyacentes,
adicionalmente estas citoquinas producidas por las células T y otras células inflamatorias
contribuyen al mantenimiento del estado hipertensivo.
La
IL-6 se ha implicado en la hipertensión inducida por la angiotensina II, y más
recientemente se encontró que la IL-17 contribuye a la aparición de la
hipertensión, pues los experimentos muestran niveles aumentados de esta proteína
en estados hipertensivo y adicionalmente se sabe que en presencia de esta hay
mayor producción de superóxido y mayor reducción de la vasodilatación dependiente
del endotelio. La IL-17 genera Quimiotaxis de otras células proinflamatorios en
parte por liberación de más quimioquinas.
Otros
estudios han evidenciado un papel protector de los LT reg., pues reducen la inflamación
cardiaca, la hipertrofia ventricular y la fibrosis causada por la hipertensión crónica
inducida por la angiotensin, además esta población reduce los niveles
circulantes de LT activados lo que disminuye la respuesta inflamatoria ya
mencionada
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