La infecciones virales son infecciones que se han
presentado desde tiempo inmemorables y el sistema inmunológico ha logrado
aprender de a detectarlos a tiempo en la gran mayoría de casos y con el tiempo
desarrollar una respuesta adecuada y un control efectivo de la replicación.
En el caso de la infección por el VIH (virus de
inmunodeficiencia humana) permanece siendo un problema de salud pública en
donde más de hay 30 millones de personas infectadas y al ser un virus que en término
de evolución pareció muy pronto grandes modificaciones genéticas que pudieran
permitir un adecuado control de esta patología aún no se han desarrollado
aunque recientemente se descubrió que una mutación homocigota de 32 pares de
bases en la secuencia del receptor de quimiocina que bloquea su producción,
resulta en una protección casi definitiva de la infección por el VIH.
Respecto al control que se alcanza por medio de
la identificación de péptidos de una forma adecuada la presencia de HLA tipo
alelos HLA‑B*5701, HLA‑B*5703, HLA‑B*5801, HlA‑B27 y HLA‑B51 permiten un mejor
control de la infección y disminuyen la velocidad de la progresión de la misma. Junto al HLA-C por medio de estudios de asociación
genética también han permitido mostrar un papel importante en el control de la
enfermedad, en donde sus modificaciones se han relacionado con una mejor
actividad de los receptores de las células NK (natural killer). Mientras que el
HLA-A no ha mostrado tener un claro efecto.
Dentro de todos los alelos de HLA, el HLA-B∗57
es el que más muestra efectos ante la respuesta al virus desde el control de la
carga viral (número de copias virales en sangre) y progresión a estadios
severos (SIDA). Las personas que tienen este HLA normalmente hacen parte del
grupo de controladores elite que son personas que tienen una progresión lenta y
muy controlada de la enfermedad sin la presencia de síntomas. En donde en
modelos de actividad de linfocitos, los CD8+ de estos pacientes mostraban altas
tasas de actividad.
Hallazgos muy interesantes desde el punto de
vista de HLA tipo I, sin embargo el HLA tipo II no presenta asociaciones tan
marcadas por todas las dificultades que tras el analizarlo; una mayor variación
en las características y la longitud de los epítopes y hasta el momento no hay
una respuesta clara ante la influencia por alguna variación en este tipo de
HLA. De forma aislada un hallazgo que podría correlacionarse con un buen
control de la infección y la identificación eficaz proteínas especificas del
virus con el HLA DRB1∗1303.
Referencias:
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