Todo aquel cuyo sistema de
defensa presente algún defecto en su funcionamiento, se considera por
definición Inmunodeficiente. Las alteraciones asociadas a estas condiciones se
clasifican convencionalmente en primarias o genéticamente predeterminadas y secundarias
o adquiridas.
Las inmunodeficiencias
primarias son inversamente proporcionales a su incidencia, es decir son muchas
las entidades descritas, pero bastante rara su presentación, ejemplo de ello, el Síndrome de DiGeroge
(ausencia congénita del timo), considerada dentro de las más comunes se
presenta en 1 de cada 100.000 nacidos.
En relación a las secundarias
son por tanto las más frecuentes, gran
parte de ellas se asocian al uso indiscriminado de esteroides, agentes citotóxicos
o inmunosupresión por trasplante de órganos.
Otra de las más sobresalientes
causas de inmunodeficiencia adquirida es la infección por el Virus de Inmunodeficiencia
Humana (VIH), según la OMS para el año 2009 cerca de 35 millones de personas en
todo el mundo cursaba con esta infección. Otros fármacos y condiciones ambientales de frecuente exposición
también pueden estar asociados a las inmunodeficiencias secundarias.
La edad de presentación de
estas condiciones puede variar, manteniendo ciertas características típicas en
las enfermedades que las personas pueden adquirir cuando se encuentran bajo estas
condiciones. Éstas características obedecen a enfermedades de presentación
crónica o recurrentes, de pobre respuesta a la terapia convencional y con
hallazgo de microorganismos no usuales u oportunistas.
Los patrones varían además según
el componente del sistema afectado por la inmunodeficiencia.
Causas, manifestaciones,
edades, clasificaciones podrían dar lugar a extensos tratados, por tanto, en
los siguientes renglones quiero enfocar la atención en una causa de inmunodeficiencia
bastante frecuente y de la cual muchos pueden sufrir durante los días de
exámenes finales, presentación de trabajos o reportes, me refiero a la
INMUNODEFICIENCIA INDUCIDA POR ESTRÉS FÍSICO Y EMOCIONAL.
Sin una estadística establecida,
es tal vez la causa más frecuente de inmunodeficiencia secundaria, no
discrimina edad, sexo, raza y parece ir en aumento con los cambios constantes
en el estilo de vida de la granes ciudades.
Las condiciones estresantes,
suponen la activación del eje Hipotálamo – Hipófisis – Suprarrenales. Una vez
el individuo se encuentra sometido a condiciones estresantes, el núcleo
paraventricular del hipotálamo secreta hormona liberadora de Corticotropina (CRH),
la cual actúa sobre la hipófisis anterior para producir Adrenocorticotropina
(ACTH), está a su vez ejerce acción sobre la corteza suprarrenal favoreciendo
la liberación de corticoides, los cuales al actuar sobre el receptor de
glucocorticodes (receptor citosólico presente en las células del sistema
inmune), se transloca hacia el núcleo y se une al DNA, en la secuencias
especificas de los genes NFκβ y AP-1 involucrados en la
trascripción de diversas moléculas proinflamatorias, bloqueando entones la
liberación de dichas moléculas. Así
niveles fisiológicos de glucocorticoides han mostrado ser inmunomoduladores,
mientras que niveles excesivos han mostrado ser inmunosupresores.
Se ha considerado también, que
bajo condiciones estresantes las células del sistema inmune se impulsan a
producir IL-1 la cual a su vez funcionaría como un inductor de la liberación de
CRH.
Otras sustancias tales como la
sustancia P, endorfinas y Somatostaina también pueden afectar de manera deletérea
la función inmune.
Paralelo a la serie de
procesos anteriormente descritos, la activación del sistema nervoso autónomo también
esta presentes frente a las situaciones estresantes, señales medulares actúan sobre
la medula adrenal y se aumenta la liberación de Epinefrina y Norepinefrina las cuales
han demostrado tener acciones moduladoras en sistema inmune.
Estudios han demostrado que
las catecolaminas ejercen cambios directamente sobre las células inmunes a través
del receptor β-2 adrenérgico el cual genera cambios en la regulación del
AMPc dando lugar a cambios en el tráfico
celular, producción de anticuerpos y la proliferación.
Leucocitos extraídos de sangre
periférica y tratados con catecolaminas terminaron en supresión de síntesis de
IL-12, e INFγ,
con una marcada evidencia de expresión de IL-10, lo anterior explica un cambio
en la respuesta Th1 a Th2 en los pacientes sometidos a estrés. Esta alteración en
la regulación de citokinas trae consigo una depresión de la inmunidad celular y
mayor susceptibilidad a infecciones virales, nicóticas y por Mycobacterium.
Lo anterior ha sido demostrado
por estudios realizados por MArshal y Col. quienes evaluaron el comportamiento
inmune de un grupo de estudiantes de Medicina durante el periodo de exámenes
finales, encontrando un predominio de citokinas Th2 y una mayor prevalencia de
infecciones respiratorias altas de etiología viral.
Webster
J, Glaser R. Stress hormones and immune function. Cellular Immunology.2008. 252:16–26.
De manera general hemos
presentado un esquema de cómo las condiciones estresantes llegan a convertirse
en una causa de inmunodeficiencia adquirida, su estudio es aun más profundo y
contiene otros aspectos interesante que requieren revisión adicional.
Con mención de la proximidad
de los exámenes finales de todos, espero que sus sistema aun estén en correcto
funcionamiento, y que san poco los aquejados de gripa y afecciones
gastrointestinales.
REFERECNIAS:
1. Notarangelo
L, Fischer A, Geha R, Casanova JC, Chopel H, Conley M. Primary immunodeficiencies: 2009
update. J Allergy Clin Immunol. 2009. 124:1161-78.
2. Yang
E, Glaser R. Stress-induced immunomodulation and the implications for health.
International Immunopharmacology. 2002.2: 315 – 324.
3. Moynihan
J. Mechanisms
of stress-induced modulation of immunity. Brain, Behavior, and
Immunity. 2003. 17:S11–S16.
4. Webster
J, Glaser R. Stress hormones and immune function. Cellular Immunology.2008. 252:16–26.
5. Salazar R, Zambrano S. Inmunodeficiencias. En: Zambrano S. Inmunología Básica y Clínica. McGRAW – HILL. México. 2007.
5. Salazar R, Zambrano S. Inmunodeficiencias. En: Zambrano S. Inmunología Básica y Clínica. McGRAW – HILL. México. 2007.
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